No recuerdo cómo ni por qué llegué a esta película, ni siquiera cuándo la vi por primera vez, pero recuerdo a la perfección cómo me sentí en ese momento, porque aún lo percibo cada vez que la veo. La sensación fue de felicidad.
(Para evitar una descripción aburrida y con la esperanza de motivar a ver la película a quienes no la conozcan, dejo el tráiler en español):
Me
enamoré de esa forma de narrar cine que no había conocido antes... Hasta en
los momentos tristes está llena de humor, de alegría y, lo más importante, de vida.
Me
enamoré de la música instrumental, que merece un post aparte, tan elocuente que
casi logra narrar todo sin necesidad de diálogo.
Me
enamoré de los personajes que son únicos, en especial la propia Amélie, y sus
descripciones a través de las pequeñas cosas que les gustan porque les generan
algo lindo y de aquellas que no.
Me enamoré
de los colores, los verdes y rojos que inundan el París de Amélie.
Me enamoré
de ella, de su sonrisa traviesa que es cómplice de cada uno de nosotros, de su
simplicidad para emocionarse, de su inocencia no tan inocente.
La
historia de Amélie es muy particular y a la vez no. Particular en la medida que
es una chica diferente a las demás, lo cual se debe a la soledad en la que se
vio sumergida hasta que se fue de su casa hacia París. Y aún en ese momento
continúa siendo la persona más solitaria, ya que convive con los otros, pero
nunca se involucra con ellos; está pero a la vez no. Esto es algo
fundamental porque la determina, hace que su forma de ver el mundo sea tan
particular como ella misma.
Por otra
parte, no lo es en tanto su historia podría ser la de cualquiera de nosotros. Alguien
que decide hacer algo por los demás, algo tan pequeño que parece irrelevante
pero que a cada uno lo llena de felicidad. Alguien que se enamora y siente que no puede arriesgarse al amor. Alguien que tiene sueños pero tiene miedo a cumplirlos.
Y es
justamente esto lo que hace de Amélie alguien tan maravillosa. Porque nos
muestra que uno es como es y eso está bien, que los sueños pueden tener lugar y
que hay que tener la valentía necesaria para ser felices.