miércoles, diciembre 16

Dibujos en el aire

Luego de que la madre de Amélie llegara a un nivel de estrés nada envidiable debido al pez mascota que intentaba suicidarse constantemente, tomó la decisión de tirarlo al río. Para compensar la pérdida de Amélie, le regalaron una cámara de fotos.


Una de sus diversiones era sacarle fotos a las figuras que encontraba dibujadas en el cielo... Tal vez un conejo, tal vez un osito.



Hoy en día Amélie es una mujer y en uno de sus viajes por el mundo vino a parar a Uruguay. Guardando en su memoria aquellos momentos con la cámara, lo primero que hizo al llegar fue dejar constancia de lo que el cielo le estaba regalando:



He aquí la barba del señor enojado. Sus cejas imponentes son tan desiguales que por el peso tiene que andar de costado.



Dice el campeón olímpico: cuando se corre por el aire, lo importante no es la velocidad, sino que el viento no te desarme.... Luego la sonrisa torcida.



Dicen que es el arma más poderosa: la espada de algodón. Lástima que donde se encuentra nadie puede alcanzarla.



Gigantesca la aleta de la sirena que fue hallada muerta. El sol hace su reverencia.



Como si quisiera hacerse representante del Impresionismo, el hombre que ha caído estira su brazo pidiendo ayuda.



¿Quién dice que a los cachorros no les gustan los días grises?


No hay comentarios:

Publicar un comentario